La rinitis alérgica suele empezar con picores de nariz, garganta y los ojos. A continuación llegan, uno tras otro, los estornudos. La nariz parece una fuente y los ojos quedan llorosos.
Si fuera un resfriado, duraría pocos días. Si no desaparece, es muy probable que estemos hablando de una rinitis alérgica, un problema muy frecuente que lo padece, en mayor o menor medida, un 20% de la población española.
La rinitis alérgica puede ser estacional o perenne.
¿Es estacional o perenne?
La rinitis alérgica estacional se conoce también como fiebre del heno, y se manifiesta cuando hay más alérgenos (¡básicamente el polen!) flotando en el ambiente. Mayo y junio son los meses con mayor riesgo, aunque depende de los ciclos vegetales de la zona donde vivas.
La rinitis alérgica perenne está provocada por los alérgenos permanentes. Los más habituales son los ácaros, las esporas del moho y la caspa de los animales domésticos. Asimismo, en algunos centros laborales puede haber micropartículas alérgenas en el aire (industrias de panadería, conserveras, fábricas de piensos, etc.). Además, la creciente contaminación de las ciudades es un factor que provoca cada vez más rinitis de tipo alérgico.
Hay que ir al médico
Si crees que puedes tener una rinitis alérgica, debes consultar a tu médico. Una rinitis alérgica tiene que estar controlada por un profesional, ya que podría complicarse con una otitis, una sinusitis o un cuadro asmático.
Para este control, es muy probable que el médico te prescriba un corticoide nasal en spray, con el objetivo de reducir la inflamación y la congestión nasales, así como disminuir la reacción alérgica del organismo.